Muchas son las ocasiones en que hemos hablado de la Inteligencia Artificial (IA), pero nunca hemos mostrado sus usos frecuentes.
En la ficción no faltan visiones extraordinarias de la realidad en las que una inteligencia computarizada toma el control de nuestra sociedad y decide que la humanidad es el enemigo.
Además, están las ideas frecuentes más optimistas en las que surge el romance entre sistemas operativos y humanos.
Y aunque sea una realidad hoy en día, el término inteligencia artificial sigue así teniendo un timbre futurista, pero ya forma parte de nuestras vidas.
Pero lo que es verdad es que no ponemos atención en los usos frecuentes que le damos a esta.
Te puede dar miedo o incluso piensas negarte al uso de la IA, pero muy posiblemente ya la usáis.
¿Queréis saber cómo?
En las etiquetas frecuentes de Facebook
Al subir una foto a la red social más usada en el mundo, pasan dos cosas.
La primera es que aparece en cuestión de minutos la notificación de que salimos en la foto de alguien más, ya sea para etiquetarnos o denunciar.
La segunda es que cuando nosotros subimos la foto.
Si etiquetamos nos aparece casi como magia el reconocimiento del perfil de la persona que ahí aparece.
La explicación es sencilla, para que esto suceda, el sistema ha de ser capaz de reconocer que en la imagen hay una cara.
Y además comparar ciertos rasgos de la misma que le permitan identificar a la persona.
Para esto un programa informático reconoce ciertos rasgos como son ojos, nariz, mejillas o el ancho de mandíbula, entre otras.
Midiendo las distancias entre esos puntos el sistema asigna un código numérico a cada rostro que actúa como una especie de matrícula facial.
Este código es el que identifica cada cara de manera única, permitiendo a Facebook asociarla a un usuario.
Pagos con tarjeta
La inteligencia artificial es particularmente eficiente analizando patrones y detectando aquellas pautas que se salen de lo normal.
Esta capacidad resulta muy útil a la hora de detectar transacciones bancarias fraudulentas.
Cuando hacemos movimientos frecuentes en nuestras tarjetas, éstos quedan grabados.
Pero la IA puede analizar millones de operaciones y determinar los rasgos que identifican a cada una de ellas.
Comúnmente, cada usuario tiene una serie de comportamientos habituales: compras frecuentes en una zona determinada o en cierto tipo de comercios.
El sistema es capaz de detectar operaciones fuera de lo normal.
Ya sean compras en el extranjero o por cantidades elevadas, puede decidir que la transacción es sospechosa y bloquearla.
En Netflix
Las plataformas de video por streaming han tomado popularidad en los últimos 5 años.
Y siempre hay una lista de títulos que se adaptan a nuestros gustos.
En Netflix, la plataforma más usada a nivel mundial, esas recomendaciones están creadas por un sistema de inteligencia artificial.
La cual predice qué queremos ver basándose en los programas y películas frecuentes que hemos visto y la valoración dada.
Esto se compara con lo que han visto otros usuarios con gustos similares.
Pero Netflix va más allá y también recoge información sobre nuestra actividad en la plataforma.
Como por ejemplo qué películas comenzamos a ver, pero no terminamos (asumiendo que no nos han gustado).
O la qué hora vemos cierto tipo de programas o si lo hacemos desde el ordenador, la tablet o el móvil.
Sin duda la IA está en nuestra vida diaria sin darnos cuenta.
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